Siempre nos acabamos escondiendo de lo que realmente sentimos. Huímos de aquello que nos da pánico sin enfrentarnos a ello, simplemente por el fracaso. Y eso está mal? Pues probablemente sí, porque gracias al miedo, nos perdemos muchas cosas. Igual nos perdemos una sonrisa o una mirada sincera. Quizás nos perdemos un beso o un abrazo. O de siete días que hay a la semana, nos perdemos el poder hacer cuatro especiales. Incluso podemos perdernos un: te quiero. Nos ponemos la careta y salimos a la calle. Dispuestos a pasar otra vez desapercibidos. Por que así, tal vez, nos encontramos bien y seguros. Pero nos encontraríamos mejor si dejaramos el carnaval para marzo.
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